Desde el punto de vista institucional (Bande et al., 2007), el proceso de incorporación del e-learning a la actividad docente en las universidades se ha materializado, principalmente en la creación de los entornos o campus virtuales. Area (2001a) desataca tres ejes conceptuales, especialmente extendidos, entre los modelos de educación a distancia a través de redes digitales (aula virtual, campus virtual y universidad virtual). Estos tres ámbitos se relacionan entre si por sus interacciones telemáticas, pero se diferencian notablemente en sus objetivos, utilidad y naturaleza.
Como afirma Turoff(1995), una “clase virtual” es un entorno de enseñanza y aprendizaje inserto en un sistema de comunicación mediado por ordenador. A través de ese espacio, el alumno puede acceder y desarrollar una serie actividades y acciones propias, como más o menos simetría, al proceso de enseñanza presencial: conversar, leer documentos, realizar ejercicios, formular preguntas al docente, trabajar en equipo, etc; pero todo ello se realiza de forma simulada, sin que medie una interacción física entre docentes y discentes, a través de una comunicación telemática. De igual modo, un “campus virtual” es un gran espacio organizativo docente que ofrece generalmente una Universidad a través de la red, y en el que se puede acceder a una amplia oferta de formación. Finalmente, la conceptualización de una “Universidad Virtual” puede entenderse como una institución de formación superior, cuyo modelo organizativo, en su totalidad se apoya en las redes u en la docencia tele matizada mediante equipos informáticos. A diferencia de las Universidad convencionales, no dispone de una campus físico, de edificios a los que tienen que acudir el alumnado para gestionar cualquier acción propia de la actividad universitaria (matriculas, tutorías, espacios de reunión y encuentro, consulta de notas, etc.)
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